martes, 30 de marzo de 2010

El espía

Ellos caminan muy alegres de la mano,
yo los observo, escondido, tras de este árbol.
Ellos hacen de los besos todo un espectáculo,
para que solo los vea un estúpido muchacho.

Yo soy el muchacho, un corazón hecho pedazos.
Soy quien viene a verlos, aunque hacerlo duela tanto.
A veces, creo que soy un dulce masoquista;
o simplemente, el espía que los mira y envidia.

Porque ellos no son sino un "el y ella",
y ella fue, alguna vez, mi tierna doncella.
Pero esta voló y prefirió a otro poeta,
el que ahora la acompaña y esta es su pieza.

Allá van, allá van los amantes de hoy;
y de aquí los observa el que ayer todo dio.
Allá van, allá van desparramando mucho amor
y yo, resignado, les deseo lo mejor.

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