martes, 12 de julio de 2011

Cap XXIV: Tengo una fiesta

-¿¿¿Le mentiste??? ¡Ja, ja, ja, ja, ja! -se burlaba "el Loco" al otro lado del auricular
-Sí pues... -respondí con voz grave-. Pero fue para salir de la situación incómoda...
-¡Qué tal solución! -dijo "el Loco" con tono sarcástico- Mentir que tienes una enamorada para sentirte más cómodo... ¡Te has metido en un enredo, amigo! ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!

La risa del "Loco" siempre era jocosa, pero esa vez no. En el día anterior me sentía tranquilo con la mentira que le hice a Delia sobre "mi supuesta enamorada", incluso me sentía orgulloso de crear tal falsedad y sembrar la curiosidad en Delia y su familia. Sin embargo, después de hablar con "el Loco", empecé a dudar si mi
pequeña mentira podía quedarse donde estaba.

-¿Tú y Delia no son mejores amigos? -preguntó "el Loco"
-Sí...
-¿¿Y no crees que hoy o mañana va a querer conocer a tu
enamoradita?! ¿Qué harás ahí? ¿Ya inventaste un nombre? ¿Ya inventaste una historia?

"el Loco" comenzaba a tener razón una vez más.
¿¿¿En qué lío me había metido??? Esa era una de las situaciones donde hablaba sin pensar antes de hacerlo. ¿De dónde iba a sacar una chica que fingiese ser mi enamorada? Me sentía más inmaduro de lo que era al imaginarme con una chica que jugara a ser mi enamorada sólo por salvarme de la mentira en la que me había envuelto.

- ¡Mañana le digo a Delia que terminé con mi enamorada!
-¡Qué te queda...! ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja! -reía "el Loco", divirtiéndose de todo lo que ocasionaba haberme fijado en Delia.

Luego de hablar minutos y minutos por teléfono, me puse a ordenar mi cuarto. Era extraño que lo ordenara por iniciativa propia: mi mamá siempre estaba detrás mío para que lo hiciera. Sin embargo, ese día tenía mucho que pensar y planeaba hacerlo mientras acomodaba una camisa por ahí y otra camisa por allá. Mientras agarraba la escoba y barría sin darme cuenta cómo lo hacía, me ponía a imaginar cómo habría tomado Delia la noticia de "
que yo tenía una enamorada". Tan solo imaginar a Delia celosa me daba satisfacción... ¿Estaba siendo malo? (...) No. Yo también estuve celoso por su culpa.

Toda la mañana me la pasé pensando en el asunto. En el almuerzo, mientras comía con mamá, trataba de que el tema se oriente a los celos y cosas por el estilo. Quería saber cómo eran los celos en las chicas... Quería que mi mamá me diga su opinión y así imaginarme a una Delia mucho más celosa de lo posible. Aunque la situación era divertida, comencé a preguntarme por otra cosa:
¿Qué estaría haciendo Delia en esos momentos? ¿Qué estarpíaa haciendo Delia un sábado a las cuatro de la tarde?

Con un impulso loco, cogí el teléfono y marqué el número de su casa. Sonaba la primera y segunda timbrada y nadie contestaba. A la tercera timbrada, la voz suavecita de Delia se dejó escuchar al otro lado del auricular.

-¡Ricardo! -dijo su voz alegre- ¿Cómo estás?
-¡Bien! -le contesté también alegre- Quería saber si tenías algo que hacer hoy día, ¿No quieres acompañarme a comprar unos audífonos y tomar unos helados luego?
-Suena bien -respondió
-¡Perfecto! ¿A qué hora paso por ti? -le pregunté, sin yo mismo reconocer cuanta confianza había en mis palabras
-... el problema es que no sé si sea buena idea del todo -agregó Delia
-
¿Qué? -pregunté, acabando con el aire de confianza que me enredaba- ¿Por qué sería mala idea? Vamos a regresar temprano, yo te dejo en tu casa, no te preocupes... Incluso...
-No, no, no -me interrumpió- ¡No es eso!
Es que me preocupa tu enamorada...

Delia tuvo que decir eso para que todo mi estómago diese un salto triple. En ese momento entendí lo que "El Loco" había tratado de decirme.
¿¿¿Qué iba a hacer ahora??? ¡Yo solo había puesto la piedra en mi propio camino! Cuando no se me ocurrió nada que responderle, lo único que vino a mi mente fue agrandar la mentira.

-Ah... ¡Pero ella no me va a decir nada! -le dije
-No creo que sea buena idea -respondió Delia-. Puede amargarse... ¿Por qué mejor hoy no sales con ella?
-¿Con ella? -titubeé y me puse nervioso-
Es que tiene que estudiar...
-Bueno, yo creo que........ ¡¡¡Ya voy mamá!!! -interrumpió con un grito en el auricular- Ricardo, mi mamá me necesita... Hablamos más tarde, ¿sí? Gracias por la invitación, pero creo que será mejor dejarlo para otro día... ¡Adiós, cúidate!

La brevedad en que cortó la llamada y lo fugaz que su voz se esparció en el tiempo me dejó sin decir nada. Colgué el teléfono y me tiré a mi cama, mirando al techo. "
Si no le hubiese mentido a Delia, hoy podríamos haber salido juntos..." pensaba. Si en uno de esos días el bendito rockero de los 80's se le declaraba a Delia, sabía que el único culpable sería yo. Destapé mi cama tendida hace unos minutos antes y me metí dentro de ella. Cerré los ojos y me dejé llevar por el sueño.

***

-Despierta, hijo, despierta -decía una voz a lo lejano, cuya dulzura se mezclaba con otras voces que me parecía escuchar en mi sueño
-¿Mamá? -dije, abriendo los ojos y reconociendo su rostro- ¿Qué hora es? -pregunté, rascándome los ojos y tratando de levantarme.
-Son las seis de la tarde... ¡has dormido como dos horas! ¿Estás bien, hijo?
-Sí -respondí, sentándome- ¿Qué pasó...? ¿Por qué me despertaste?
-Julio acaba de venir y dice que quiere verte -dijo mamá, mientras acariciaba mi cabello- ¿Le digo que suba a tu cuarto o que te espere en la sala?
-¿Julio? ¿"El loco"? -pregunté, aún con evidente sueño
-Sí... ¿Quién más? -dijo mamá entre risas- Mejor le digo que te espere... ¡Aún estás con sueño! Lávate la cara y baja pronto.

Me levanté y sólo se me ocurrió ponerme una polera encima. Me miré al espejo, lavé mis dientes y bajé a paso lento. ¿Qué podía querer "El Loco" en ese momento? Si planeaba reirse de mi y mi mentira, no le daría el placer de hacerlo por mucho tiempo.

-Loco, ¿Qué tal? -lo saludé, bajando el último peldaño de la escalera- ¿No que ibas a salir hoy?
-¡Sí, hombre! Pero ya me enteré... -dijo él
-¿Qué cosa? ¿Qué te enteraste? -respondí, abriendo mis ojos y tratando de alejar el sueño de mi cara
-¡Que ibas a invitar a salir a Delia!
-Wow... -dije, blanqueando los ojos- ¡Cómo vuelan de rápido los chismes... ! Era sólo una salida de amigos, como varias que hemos tenido... -sacudí la cabeza y pensé otra vez en lo que me dijo- ¡¿Cómo te enteraste tú?!
-Estaba en el parque y apareció Delia caminando por la vereda de mi casa... ¡Ni siquiera sabía que vivía cerca a mi casa! Esa chica es extraña...
-Ah, sí. Vive cerca -respondí-, pero... ¿Ella te dijo que yo la invité a salir?
-Bueno, en realidad yo le pregunté cómo estaba y me dijo que iba a salir con un amigo...
-... sí, con su amigo el rockero de los 80's -agregué
-Seguro -respondió rápido "El Loco"-. La cuestión es que después de eso me hizo la pregunta de fuego... ¿Sabes cuál es? ¡Sí! ¡Esa pregunta! ¡
Me preguntó si tú, Ricardo, en serio tienes enamorada!
-¿En serio te preguntó eso? -dije, emocionado por imaginarme a Delia celosa
-Sí, pero no te emociones -interrumpió "el Loco" de nuevo-. Ella sólo quería saber eso porque le pareció extraño que la invites a salir... me dijo que venga a verte porque seguro no tenías nada más qué hacer.
-¿¿¿Eso te dijo ellla??? ¡¿Qué tiene de extraño que salgamos juntos?! ¡Ya hemos salido a otros lados... ! -respondí confundido
-Sí, hombre -asintió "el Loco"-, pero a ella le confunde que tú no quieras salir con tu enamorada un sábado por la tarde... Así son las mujeres pues, se detienen a pensar en todo... ¡Por eso yo te dije que tu gran mentira no era buena idea!

Mientras "El Loco" hablaba, como un inventor loco me puse a pensar varias cosas en mi cabeza. El orgullo empezó a comerse mi mente y me arrepentí de haber hecho una mentira tan tonta sólo por conseguir los celos de una chica.
Una chica... ¿Qué de importante puede tener una sola chica si hay varias como ellas en este mundo? Me sentí tonto pero a la vez el gran dueño de la razón. Quería despojarme de ese gusto loco por una chica con brackets de color del arco iris y convencerme que habían chicas mucho más bonitas que ella con las que valía la pena salir.

-Tengo una fiesta más tarde -dijo "El Loco"- ¿Vamos?
-Tú y tus fiestas... ¿De dónde sacas tanta fiesta?
-¡Eso no importa! Habla... ¿Vamos o no?
-Oye ¿Y si Delia al final se anima a salir conmigo?
-AMIGO -me dijo "El Loco", colocando su brazo sobre mi hombro-.
Déjala ir... ¡Vamos a conocer más chicas allá! Tú decides... O te quedas sentado aquí esperando a que tu amiga te llame o vamos a divertirnos en una fiesta de colegio pituco...
-¿En serio es una fiesta así?
-Te lo aseguro. ¡Hasta a mi me emociona! -dijo "El Loco", conteniendo su risa nerviosa
-Bueno, vamos.

Dos chicos alistándose para ir a una fiesta es algo más rápido que dos chicas alistándose para ir a una. "El loco" fue a cambiarse a su casa y quedamos en encontrarnos a las ocho de la noche en la esquina de mi casa. Tomamos un carro hacia Miraflores y rezábamos por llegar con vida a la fiesta. Bajamos en la esquina de un parque, un parque pequeño pero lleno de luces y gente caminando como loca. Por cosas de la vida, toda la gente caminaba en parejas.

-Apúrate, está a dos cuadras -dijo "El loco", apresurándome a seguirlo

Sabía que era un tonto por pensar en que Delia podría haberse animado a salir conmigo y seguro hubiese estado llamando a mi casa toda la tarde. En esos tiempos no teníamos ni un celular con el que transportarnos a todo lado, así que era imposible imaginarse qué estaría haciendo Delia en ese momento. Aunque estaba a punto de ir a una fiesta después de varios meses e incluso era una fiesta de chicas con dinero (o sea mucho trago y buena música), no dejaba de pensar en qué habría pasado con Delia esa tarde.

-Ya, es aquí -dijo "El loco", tocando el timbre de una puerta grande y bien tallada.

La puerta se abrió y lo primero que vimos fue humo. La música era estridente y a lo lejos se veía siluetas femeninas moviéndose al ritmo de un buen rock. Con la inseguridad de lo que iría a pasar esa noche, entramos decididos a divertirnos. Sin embargo, uno de nosotros tenía aún dibujada en su mente a una chica de brackets y lentes.

lunes, 11 de julio de 2011

CAP XXIII: ¿Tienes una enamorada?

Tal como había estado ocurriendo hasta el momento, Delia y sus papás siguieron hablando del famoso rockero de los 80's. Me pasaban la salsa de tomate y algo tenían que mencionar sobre el bendito Martín. Me alcanzaban la jarra con limonada y no sabía cómo el susodicho volvía a aparecer como tema de conversación. Mi mente perversa podía imaginar que Delia, su mamá y su papá se habían puesto de acuerdo para molestarme con el tema, pero obviamente yo no era tonto para pensar eso. Esas suposiciones se los dejaba a mi amigo "El Loco", que le gustaba ver cosas donde no existían.

-¿Sabes? Aún no me has dicho qué estudia Martin... -preguntó la mamá de Delia a su hija, por fin haciendo una pregunta con una posible respuesta interesante
-Es cierto, eso es muy importante -agregó el papá de Delia-. ¿Qué estudia, hija?
-Sí, ¿Qué estudia? -pregunté yo, luego callándome por entrometido
-Él está estudiando Arte... -dijo Delia, con una voz tranquila y suave- Pinta hermoso... ¡Es tan creativo!

"
Arte... " pensé para mis adentros. ¡Qué tonta! Era obvio que con esa respuesta sus padres iban a pensar todo lo contrario sobre lo el chico. Cogí un pedazo de comida con el tenedor y agudicé mis oídos para escuchar mejor lo que se venía.

-Arte... -exclamó su papá- No es una carrera segura pero... ¡Qué brillante! ¡Quiero conocerlo para poder conversar sobre él y sus gustos en la pintura!
-Ahora tu papá ya tiene con quién hablar sobre Degas y otros locos... -agregó la mamá de Delia

Naturalmente tuve que tragarme el pedazo de comida que estaba en mi boca y las palabras que dije también. "
Esta familia es realmente extraña...", pensé. Cuando lo único que quería era salir de esa casa y la comida trataba de acabarla rápido, la mamá de Delia dijo algo que milgrosamente incluía mi nombre.

-Ricardito... Nos disculparás que estemos hablando como locos del amiguito de Delia -sonrió-. ¡Pero es que estamos muy emocionados igual que ella!
-Lo comprendo -dije, sonriéndole a ambos padres
-Su papá y yo vivimos todas sus emociones -dijo su madre, mirando a Delia con dulzura y causando que en serio los entendiera-. Yo quisiera saber más de ti -continuó-. ¿Tú qué carrera quieres seguir?
-Mmm... -murmuré, como una muletilla antes de hablar-. Hasta ahora, quisiera estudiar Literatura...

"
¡¡¡QUÉ TONTO!!!" me llamé a mi mismo para mis adentros. Esa carrera era "tan prestigiosa" para la gente como lo era Arte. Otra vez sentí el sabor amargo de tragarme las palabras que había estado por decir antes.

-¿Te gusta escribir? -me preguntó la mamá de Delia
-Sí, a veces escribo poesías, pero más me gusta escribir cuentos... -respondí, admitiendo para mi mismo que me gustaba sobre mi
-¿Cuentos de qué escribes?-preguntó el papá de Delia, acordándose de mi después un buen rato
-Cuentos de terror, a veces.

En realidad esa respuesta era para dar interés a la conversación, pues Delia sabía que todos mis cuentos tenían un final cursi y más parecía que una mujer los escribía.

-¡Yo diría que sus cuentos son de amor! -tuvo que agregar Delia
-¡Oh... ! -suspiró con ternura su mamá-
¿Es que estás enamorado?

Indiscutiblemente esa pregunta me puso nervioso e hizo que suelte una sonrisa ligera. Como si nada de lo que había estado pensando antes de ir a casa de Delia hubiese pasado alguna vez por mi mente, como si ningun propósito me hubiese arrastrado hasta su casa y como si ningún sentimiento me provocara el mirar el rostro de Delia tan enamorado de otra persona que no era yo, respondí la respuesta tal vez más ingeniosa o idiota que se me pudo ocurrir.

-En realidad
mi enamorada no tiene nada que ver con los cuentos que escribo -contesté, dejando una risa estable en mi rostro.

El silencio de tres segundos en la mesa se hizo notorio y yo sólo atiné a tragarme el último pedazo de comida que quedaba en mi plato. Delia me miró extrañada, sin entender lo que yo acababa de decir. La mamá de Delia miró a Delia y el papá de Delia a esta. Fue un entrecruce miradas y lo evidente fue que todos se creyeron la gran mentira, aunque tal vez Delia no.

-¿Tienes una enamorada? -me preguntó Delia, ahora sin mostrar ninguna sonrisa en su cara
-Sí -respondí-. Eso quería contarte ahora...
-¡Oh! -exclamó la mamá de Delia- ¡Qué bueno por ti, hijo! Sólo concéntrate en estudiar mucho...
-Sí, no tienes que descuidar tus estudios -dijo el papá de Delia
-¡Gracias! Lo tengo en cuenta siempre -respondí con una cara feliz-. Felizmente mi enamorada no me quita mucho tiempo...
-¿Por qué no me contaste nada antes? ¿Cuándo pasó? ¿De qué me perdí? -preguntaba Delia, sin avergonzarse de ser tan preguntona
-Es que has estado algo ocupada estos días... -le dije- Buscaba cómo contártelo pero siempre has estado ocupada...
-Discúlpame... -dijo en voz baja Delia- He sido egoísta...

Los platos de la mesa se retiraron y los padres de Delia también. La mamá de Delia sólo aparecía por el comedor para recoger algunas cosas que habían quedado en la mesa. El papá de Delia me estrechó la mano y dijo que deseaba verme pronto otra vez. En la sala sólo quedábamos Delia y yo, sentados en su largo sillón con tapetes coloridos. Otro era ya el tema de conversación, tal como las calificaciones del colegio e incluso nuestros planes para las vacaciones de medio año. Cuando habíamos hablado ya sobre todo tema, el asunto sobre mi enamorada ficticia reapareció.

-¿Podré saber cómo ocurrió lo de tu enamorada y tú? No creo haber desaparecido mucho...-dijo Delia
-Te lo contaré pronto -dije, mirando mi reloj- ¡Ya es hora de irme!
-¿Qué? ¿Tan pronto? Pero no me has contado nada... -exclamó ella
-Sí, lo sé -le respondí, haciendo un gesto desinteresado- ¡Pero es que debo ir a verla justo ahora!
-¿Verla? -preguntó ingenua Delia- ¿A tu enamorada?
-Así es -dije, parándome del sillón y mirando hacia la puerta, como señal de tener que irme rápido.

Delia me abrió la puerta y, aunque yo sabía que estaba siendo cruel con ella, sabía también que estaba siendo justo conmigo después de lo incómodo que la había pasando escuchando un sin fin de historias acerca del popular Martín. Sí, sabía que me había metido en una encrucijada de mentiras pero también sabía que sacaría algo interesante de eso. Me arriesgu
é.