lunes, 1 de marzo de 2010

Te recuerdo, Carmelo


Hoy, 1 de marzo, comenzaron muchos colegios su primer día de clases. Las calles han estado adornadas de alumnos uniformados (desde pequeños a grandes) dirigiéndose con su mochilla colgada en un solo hombro o bien, con la lonchera de dibujos animados en mano. Hoy día mi sobrino no empezó el primer grado pero comenzó el Inicial. Y lo mejor de todo: ¡En mi colegio! Digo lo mejor de todo porque no me imaginaba que habría otro "carmelito" en casa... ¡Menos tan pronto! No sabemos por cuánto tiempo será parte de mi colegio, pero lo que si sé es que no evito que se me caiga la baba al verlo con su shortcito marrón y subiendo a una de las movilidades más conocidas de mi colegio.

Ha sido todo un acontecimiento el hecho de que comenzara a ir al Carmelo. No podía faltar la clásica foto en la puerta de la casa antes de irse (mi hermano y yo tenemos una igual) ni la emoción de recibirlo en la puerta cuando regresara... Uno se pone en su lugar y quiere volver a pasar por todo eso: Hoy me sentí así. Fui temprano a mi colegio para tomarle fotos y sobretodo, encontrarme con buena parte de mi promo, de las cuales solo fuimos tres gatos. Desde la posición de los padres de familia, me situé junto a la madre de mi sobrino para observarlo a escondidas en plena formación. El verlo entre tantos compañeritos a los que luego llamaría "PROMOCIÓN 2021" (sí, terrorífico), escuchar la larga e inacabable oración de la formación (el primer día es más largo que de costumbre), ver a tantas de mis profesoras con las que aprendí durante once años y estar pisando el parquet verde de manchitas negras, blancas y amarillas de mi colegio me dieron unas terribles ganas de volver al 1998 e iniciar todo de nuevo. Me imaginaba revivir todo otra vez...

Desde la noche anterior: Sin poder dormir por la emoción del primer día (hasta vieja me sucedía eso). Ver a mi mamá haciendo el intento inútil de poder despertarme para vestirme rápido y salir de casa con el desayuno en el estómago. Subir la movilidad y soportar las bromas pesadas de las chicas de secundaria... Aún recuerdo a la más terrible de todas: le gustaba enseñarme su boca llena de comida y yo tapaba mi cara con mis manos pequeñas... ¡Qué risa ahora! Soportar la formación y ver los rotros nuevos de profesores y alumnas, divertirme con las dinámicas del primer día, los cambios de sitio y las nuevas amistades que surgían por un simple cambio de asiento o un juego de a dos o en grupo ("Las Escondidas", "Las chapadas", "San Miguel" y "Los Encantados"). Qué genial los días de primaria... Pero para seguir con el sentido de esto: Me gustaría, de verdad, volver a pasar por mis primeros días de colegio... Primer grado, exactamente... Porque incluso recuerdo todavía los momentos de ese año: los temores tontos, las risas, los juegos mencionados ya, la profesora de anteojos grandes llamada Julia Flores, un pirata Pata Palo en el libro de Lenguaje forrado de color rojo, un profesor llamado Demetrio que nos hacía orinar de miedo a varias (sí, sí... ¡A mi también!), las olimpiadas que eran en la pista... Cuando saltábamos las vallas y hacíamos las carreras... Recuerdo que para mi aún era un juego, no había la presión de ganar y llevarse una medalla en mi mente. Un taconazo del Mambo, un cordón rojo de brigadier, los juegos inflables de la kermese que tanto adorábamos, los primeros cumpleaños, una tía llamada Maruja a la que todas llamaban bruja... ¡¡¡CUÁNTOS BENDITOS RECUERDOS!!! Y pensar que son únicamente los de primer grado...

Mi adorado colegio... Qué bonito sería ver el viejo jardín que había antes a un lado del patio chico y ahora es solo una parte más de él... Ver también los viejos arcos de futbol donde varias chibolas se trepaban como monas, el viejo "kyosco de la china", la virgen al costado del portón... ¡Tantas cosas que cambiaron para ser ahora el colegio que es!

Ojalá mi sobrino pueda disfrutar de él siempre... Siquiera su primaria, sería lindo revivir gracias a él seis años más de mi colegio.

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