miércoles, 23 de junio de 2010

Cap V: Y me reí

Dibujos: Erii*

-Entonces... ¿Entiendes cuáles fueron los antecedentes de la Revolución Rusa? -me preguntaba ella
-No... -le contestaba yo. Estaba distraído.

Era lunes por la tarde y había quedado con Delia en quedarnos a estudiar después de clases. Parecía que me había atrasado en varios temas del curso... pero realmente fue sólo en uno. Ella me explicaba sobre la Revolución Rusa y yo andaba "en otra". El día anterior me había quedado hasta tarde estudiando sobre el tema para no tener dificultad en entender a Delia; el tema era sólo uno pero tenía bastantes datos por recordar. Por esa razón, estaba cansado y apenas tenía ganas de estudiar en aquel momento. Además, con lo que ya había leído no me era difícil comprender todo sobre la Revolución Rusa. En otras palabras, ya había entendido todo lo que trataba de decirme Delia.

-Creo que no estás tomando en serio esto... -me dijo Delia, con un tono de amargura imposible de pasar por alto
-¿Eh? -le pregunté, sobresaltado- ¡No! ¡Para nada!
-Yo creo que sí. Te noto distraído... Parece que no entiendes el tema o simplemente, no quieres entenderlo -me dijo, guardando algunos de sus lapiceros en su cartuchera. Pensé que iba a irse.
-¡No, Delia! -le dije, un poco más sobresaltado- De verdad, discúlpame. Lo que pasa es que estoy un poco cansado pero sí entiendo...
-¿De verdad?
-No -le dije de una vez-. Lo que pasa es que ayer me puse a leer sobre el tema por mi parte y pude comprenderlo fácilmente...
-O sea, ¿Ya no necesitas que te ayude? -me preguntó
-No... O sea... -me trabé con mis propias palabras- ¡No lo sé! Tal vez esto sólo era cuestión de ponerme las pilas y repasar los temas de Historia por mi propia cuenta...
-Te entiendo... -me respondió
-Delia, disculpa... Siento que te hice perder tu tiempo... -le dije, avergonzado
-¡No te preocupes! -sonrió, mostrando sus brackets coloridos- Total: ¡Mientras te enseñaba, yo repasaba de paso!

Delia era una chica que sabía encontrar lo positivo dentro de todo lo malo o bien, era tan orgullosa que no quería demostrar estar molesta. Indudablemente opté por pensar en lo primero. Delia siguió actuando normal: sonreía y guardaba todas sus cosas en su bolso. Ella empezó a preguntarme sobre qué haría después y cómo era mi manera de estudiar en casa. Era notorio que Delia había perdido su timidez conmigo en las tres veces que nos habíamos quedado a estudiar. Ya no titubeaba, no se sonrojaba mucho y mucho menos trataba de irse rápido. Si pudiese decirlo en otras palabras, parecía que Delia disfrutaba de mi compañía. ¿Y para qué mentir? ¡Yo también disfrutaba de la suya! Ella no era tan rara como decían todos: era una chica inusual. Una chica que le encantaba dibujar cosas coloridas igual que sus brackets, de los cuales nunca tenía verguenza de mostrar cuando sonreía. Era diferente a las demás chicas, eso estaba claro.

Aquellas tres veces que nos quedamos a estudiar en el colegio, Delia y yo habíamos conversado sobre varias cosas: cómo me había empezado a gustar la Historia, cuáles eran sus cursos favoritos, qué era lo que más nos gustaba hacer a cada uno, qué música nos gustaba escuchar más y varias de "esas preguntas" que acostumbran hacer dos personas cuando empatizan bien y quieren conocerse un poco más. Mi plan, cuando acepté la ayuda de Delia en enseñarme Historia, nunca fue ser amigo de ella y sólo pasar el rato: el verdadero plan, en serio, se trató de ponerme al día en el curso. ¡Pero bueno...! Delia me simpatizó y parecía una agradable persona con quien tener amistad. Y, aparentemente, ella pensaba lo mismo de mí.

-¿Y ya estás mejor con ese asunto? -me preguntó
-¿Qué asunto? -le respondí con otra pregunta
-Tú ya sabes... ¡Lo de Andrea!
-¡Ah! -le dije, blanqueando los ojos- No me interesa... Ya te lo comenté, me parece.
-Lo siento... -me dijo, tapándose con su bolso
-¡No! -le dije, apresurado- No me molestas. Sino que el tema de verdad no me importa...
-¡Ah ya!
-Es más... "El Loco" me ha presentado durante estos días a varias de sus amigas y pues... unas que otras son realmente bonitas... -agregué
-¡Oh! -dijo ella, alzando las cejas- ¡Se nota que estás muy concentrado en subir tus notas!
-Ja, ja, ja... -reí lentamente- ¡Para nada! Las amigas del "Loco", como ya te dije, sólo me parecen bonitas. ¡Yo no quiero nada ahora! Él siempre me molesta con todas... -le dije, tratando de no reirme al acordarme de todos los intentos que hacía "El loco" por conseguirme una novia"- ¡Incluso me ha molestado contigo! -dije, riéndome.

Y ahí la malogré.

-Ja, ja, ja -ahora ella reía lentamente

Antes de que yo pudiese "salvar la situación" después de lo que le había dicho, Delia se colgó en el hombro su bolso y se despidió únicamente con ese ademán que hacía cuando apenas nos hablábamos en clase. Era evidente: la había lastimado. Pero, como yo era un chibolo idiota, no me di cuenta hasta que ella se rió de esa forma. Delia estaba ofendida.

Lo peor de todo es que no intenté seguirla. Sólo me limité a ver cómo salía del salón y a responderle el ademán de despedida. Era obvio que yo me había quedado sin nada qué decir. Sin embargo, creo que pude haber hecho algo para evitar que se fuese. En fin... me quedé sentado en mi silla y sólo pensé para mis adentros: "la fregaste otra vez, Ricardo"

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