miércoles, 17 de febrero de 2010

Un recuerdo más

Me preguntaba: ¿No les da rabia a ustedes cuando la gente mira a alguien que tiene una discapacidad como si fuese un extraterrestre? ¡A mi sí! Me hincha de cólera, asi como la gente de mal gusto que acostumbra a señalar al resto con el dedo.

Hace unos días me quemé la muñeca con la plancha del cabello y me hice aparentemente una quemadura pequeñita, pero que luego se volvió una quemadura no tan agradable de ver. Por lo mismo que estaba horrible, agarré una gasa y me la puse por unos días, al menos hasta que reventara la tremenda ampoya que tenía en la muñeca. No me gustaba llevarla porque sentía que llamaba la atención pero... ¡Qué se hacía!... aparte tenía que cuidar que la ampoya no se reviente con cualquier cosa. Después de unos días, me quité la gasa porque la ampoya se rompió sola; aunque, quedó una costra muy fea y aun seguía siendo horrible de ver.

El asunsto es que "me llegó altamente" y salí muy normal a la calle con eso porque... ¡Bah! Era una "heridita" y ya molestaba la maldita gasa. Fue el domingo que salí al cine y me dirigí hacia el baño de este en el comienzo de la película. Estaba lavándome las manos cuando una chica se paró al costado mío a lavarse las manos también. Entonces, me acordé de la quemadura y me dio algo de verguenza de que aquella chica la viera. La cuestión es que "volvió a llegarme altamente" y saqué la mano nomás sin importarme mucho cómo vayan a mirar. Lo irritable fue que la chica miró la herida y no dio una ojeadita y trató de disimular su miedo o asco: ¡No! La estúpida hacía su cara de asco y no podía o no quería "disimularla" o, extrañamente, no se daba cuenta de qué tan feas muecas estaba haciendo. Obviamente, yo me daba cuenta de esto por el espejo y me daba risa y cólera. ¡Cólera porque no entendía por qué hay gente tan mal educada! Y risa porque yo me ganaba con todos sus gestos mediante el espejo.

Pienso que eso de quedarse mirando como cojudo a una persona que tenga algún defecto chiquito o grande es de pésima educación. Yo recuerdo muy bien cuándo mi mamá me enseñó a no tener esa mala costumbre: Tenía unos seis o siete años y estábamos regresando de algún lugar con mi papá y mamá. Pasábamos por la casa de un señor que estaba regando su jardín. Este hombre tenía un acné severo en su rostro. A esa edad yo, obviamente, no sabía qué miércoles era eso. Solo veía mucha manchita roja en su cara... demasiada mancha roja. Entonces, pasamos por delante de su casa y yo me quedé mirándolo por varios segundos... mis papás ya pasando la casa y yo seguía mirándolo a la cara (curiosidad natural de niño), así que le pregunté (en voz alta y en frente del señor) a mi mamá: "MAMI, ¿POR QUÉ ESE SEÑOR TIENE MUCHAS COSITAS ASI EN LA CARA...? AUUUUUUUUUUUUUUUUU..." ¡Y me cayó un pellizcón pequeñín en el brazito! jajaja. Mi mamá usaba los benditos pellizcones para corregirme en la calle en vez de gritarme delante de todos... ¡Esos pellizcones! Creo era lo máximo que ella podía hacer.

El punto es que pasamos un poco más adelante de la casa y ella me dijo: "¡No vuelvas a hacer eso, Rosabelita! ¡Eso nunca se hace! Si ves a alguien con una pierna rota, en silla de ruedas o con algo en la cara no tienes por qué quedarte mirándolo así. Es mala educación, piensa en cómo están sintiéndose ellos." En otras palabras, me enseñó con eso sobre los sentimientos de otros y lo importante que es pensar en el resto. Me contó que mi abuelita le había enseñado eso porque ella tenía mal una pierna y se sentía muy triste con el hecho de que todos la miraran, asi fuese por sana curiosidad. Es evidente que ese recuerdo lo tengo grabado no por el dolor del pellizcón sino porque mi mamá fue quien se dedicó a mostrarme lo qué eran modales y eso lo aprecio muchísimo. A lo lejos de mis memorias, recuerdo que después de lo que me dijo mamá sentí verguenza y seguramente, empecé a ser más sensible por los demás.

Bueno, estuve recordando eso después del episodio que pasé en el baño del cine. Incluso lo mío era NADA comparado al ejemplo que escribo ahora. Yo muchas veces veo esas situaciones cuando alguien con una discapacidad sube a los micros y la gente tonta se queda idiotizada mirandolo (a). Yo solo safo mi mirada para la ventana o actúo normal (muchos también lo hacen), ya que nada fuera del otro mundo está ocurriendo.

A ver si me sigo acordando de otras cosas parecidas a esta, ya que es lindo pensar en que me lo enseñaron de niña y aún lo tengo presente. Ahora me sirve de mucho. ¡Espero nunca dejar en el pasado las cosas que, incluso ahora, estoy aprendiendo!

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