domingo, 1 de marzo de 2009

El día de mi boda


Me encontraba vistiéndome en un cuarto que no era el mío. Habían varias mujeres a mi alredor, mas no pude distinguir bien el rostro de cada una, supuse que entre alguna de ellas se encontraban mi madre y mi tía, que siempre han estado conmigo en los momentos más importantes de mi vida. Sabía que era mi boda porque estaba vestida completamente de blanco. El vestido era brillante, no había visto uno tan bonito jamás. Qué decir del velo... Se veía espléndido con el detalle de pequeñas flores adornando la cabecera. Sin embargo, había algo que me preocupaba: ¿"Por qué estaba a punto de casarme cuando fue ayer que estaba paseando con mi enamorado de diecisiete años los dos?"
Empecé a sentir una fuerte confusión en mi cabeza. En el inicio, estaba feliz porque iba a casarme, pero recobrando la conciencia empecé a sentir mucho miedo por lo que estaba pasando. Repentinamente ya no quería seguir con la boda: Había recordado que no era de verdad. ¡Yo tenía 17 años! ¡¿Qué diablos hacía casándome a esa edad?! Había reconocido por fin a mi madre que estaba mirándome desde una esquina: Tenía un brillo particular en sus ojos y una sonrisa de oreja a oreja, que no señalaban necesariamente felicidad entera. Ella estaba triste porque yo me estaba casando muy joven... Lo sabía porque reconocía aquella expresión en su rostro que indicaba la pena y alegría revueltas entre sí. Estaba claro: Yo no podía casarme. ¡Tenía 17 años! Faltaba mucho por hacer... estudiar... vivir...
Recuerdo que boté todo y las mujeres que me acompañaban se quedaron con el rostro estupefacto del asombro. Salí corriendo porque no entendía que estaba sucediendo... "QUÉ HA SUCEDIDO? ¿ES ESTA LA REALIDAD O UNA PESADILLA?" Escapé del cuarto aprisa buscando una respuesta, mas no había alguien que me la pudiese dar. Todos estaban en plenos preparativos de la boda... ¡Mi boda! La boda de la que no había sido avisada y de un momento a otro yo era la novia. Fue entonces que todas las personas empezaron a darse cuenta de mi extraña actitud. "¿Qué le pasa a la novia?" se escuchaba decir a algunos. ¡Yo quería que alguien me diga qué era todo esto de una buena vez! Seguí corriendo y llegué a la habitación donde se hallaba un gran grupo de hombres con terno (lógicamente, había de estar ahi el supuesto 'novio', que saber de quién se trataba era también una interrogante en mi cabeza). Miré el rostro de cada uno pero ninguno se me era familiar, hasta que vi a un hombre en especial mirándose al espejo. Estaba de espaldas, alístandose el moño de la corbata 'michi' aparentemente, no podía reconocer si era o no mi enamorado de la vida real. Si era él, juraba que le exigiría una explicación inmediata sobre qué estaba pasando. Fue entonces que el misterioso hombre se volteó a verme. Fue espantoso. ¡Era un tío de lentes y con una barba espeluznante que no dejaba ni verle la cara! La verdad es que no sabía quién era ese sujeto, pero sin duda era mayor que yo y nada atractivo para mi. Me arranqué el velo y salí corriendo también de esa habitación. "¡No me quiero casaaaar! ¡Tengo 17 añooooos! ¡ Quieeero estudiaaar! ¡¡¡No quiero casarmeee!!!" gritaba, aunque al parecer nadie pudiese escucharme...


"No quiero... No quiero... No quierooo..." Desperté diciendo. Fue, sin lugar a dudas, una pesadilla inolvidable. Con diecisiete años, casándome con un chico que ni conocía, dejando a mi madre triste, abandonando los estudios, renunciando a una juventud tranquila y feliz... Sin duda, era una locura. ¡Gran pesadilla de locos!

No hay comentarios: