lunes, 19 de enero de 2009

Metáfora algo distorsionada (...)

Yo tenía un pequeño libro lleno de historias bonitas. Un día, sin pensarlo bien, arranqué una de las historias (3 páginas) y me la quedé sólo para mi porque era mi favorita y las restantes eran aburridas.
El libro se sintió muy triste porque le habían robado algo muy importante para él también, pero yo sólo estaba pensando en lo feliz que me sentía con mi 'cuento favorito'.

Un día la culpa llegó a mi corazón y decidí remediar lo que había hecho. No sabía cómo pero la única forma era pegar con cinta adhesiva las hojas extraídas.
Al parecer el pequeño libro ya no quería saber nada del asunto, pero yo insistía con devolverle lo que era parte de él. Pegué y pegué con mucha más cinta adhesiva las hojas por más que estas se cayeran tambíén. Me puse a llorar porque las hojas no querían saber del libro ni el libro de ellas. Estuve muy triste durante un buen tiempo porque no veía la solución.

No obstante un dìa, al despertarme, me di con la sorpresa que las hojas por fin se habían quedado unidas con el libro. ¡Me alegré muchísimo!
El libro y las hojas me disculparon por haber sido egoísta con ambos en algún momento.
Finalmente, me sentí libre de culpas y el libro, esta vez entero (incluyendo las hojas), dejando al lado el rencor.

Puedo decir que por fin hay paz en mi mundo infantil.




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